miércoles, 26 de septiembre de 2012

Mirada retrospectiva

 

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Había llegado al pueblo de mi abuela, como en otros veranos. Un pueblo que cruza el río Badiel, al que mi hermano y yo íbamos a pescar cangrejos. Tendría por aquella época unos seis o siete años y mi hermano tres más.

Era una actividad reconfortante, había que meterse en el río para atraparlos. Después, nuestra madre se preocupaba de cocinarlos y nosotros compartíamos el festín.

No tenía gran dificultad la tarea. Bastaba llevarse un cesto de mimbre grande, se colocaba en medio del río en contra de la corriente, cubría poco, cuarenta o cincuenta centímetros, uno lo sujetaba y el otro venía unos metros pisando con fuerza, lo que hacía que los cangrejos asustados corrieran a favor de la corriente, encontrándose dentro del cesto apresados. Bastaba sacar el cesto y allí estaban los cangrejos vivos que habían caído en la trampa. Se vaciaban en una bolsa y a seguir con el cuento.

Pero también había otra manera. Muchos cangrejos se encontraban en sus guaridas, agujeros que podías ver en las paredes del río. Entonces mi hermano, mayor y con más astucia que yo, me decía:

Anda Rafa mete la mano, tú que la tienes más pequeña y entra mejor, ya verás, no pasa nada.

Sí que pasaba, y el que caía en la trampa era yo, que en muchas ocasiones sacaba la mano, chillando, con un cangrejo colgando de algún dedo. Y así pesqué unos cuantos. Cada vez que ocurría, mi querido hermano se reía y me lanzaba piropos por ser un gran pescador. Su mayor edad y su desparpajo hicieron que picara una vez tras otra.

A pesar de todo, o quizá por esas pequeñas cosas, nunca olvidaré, el olor del camino del río, a espliego, a moras, a higos y a huerta. Y aquellos cangrejos que cocinaba mi madre, acompañados de una salsa picante. Una delicia.

Para seguir echando la vista atrás, visitad a Pepe

27 comentarios:

  1. Eso es lo que tiene el ser el pequeño, pero "aquellas pequeñas cosas" son nuestra vida, es increible como asociamos los recuerdos a los olores verdad?
    Una delicia también tu mirada atrás.
    Un beso.

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    1. Sí, el pequeño tiene que soportar ciertos abusos. Pero, al final, no dejan de ser "pequeñas cosas"

      Un beso

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  2. Me gustan esas travesuras con olor a lavanda, a moras, a higos y a huerta.
    Abren el apetito y los buenos sentidos. Hacen sonreir...

    Un fuerte abrazo

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    1. El olor, querida amiga, es algo que cuando se recuerda, se disfruta enormemente.
      Un beso

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  3. Como dijo Serrat, "son aquellas pequeñas cosas, que nos dejó un tiempo de rosas". Recuerdos de una niñez donde aprendíamos a madurar, jugando. Preciosa evocación de un pasaje de tu pasado, Rafa.
    Has traido a mi memoria las veces que acompañé a mi padre a pescar en un arroyo de mi ciudad, peces con la mano, arrinconándolos en los socavones de la orilla en forma parecida a como tú pescabas tus cangrejos.
    Gracias por tu participación.
    Un abrazo.

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    1. Como apuntas Serrat da en el clavo. DEberíamos fijarnos y disfrutar más con las pequeñas cosas.
      Un abrazo

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  4. Me encanta ver que tus recuerdos también tienen olores y sabores, al igual que los míos. Me gustó tu historia de pescador de cangrejos, aunque varios te "pescaron" ellos a ti, gracias a la astucia de tu hermano. Una delicia de recuerdo. Un saludo.

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    1. Los recuerdos sin olores ni sabores quedan cojos. Un recuerdo debe quedar impreso en los sentidos.
      Un beso

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  5. jejeje muy lindos recuerdos!... imágenes de una infancia plena que recuerdas con alegría y cariño...y esa hermana tuya debió ser de temer! jejeje
    Un abrazo

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    1. Sí, tengo un recuerdo muy agradable de mi infancia, a pesar de ciertas dificultades que en aquella época pasamos en este país.

      Un beso

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  6. Bonitos recuerdos Rafa y que ricos son los cangrejos, me encantan.
    Bicos

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    1. Los cangrejos, por cierto cada vez hay menos --ahora la mayoría de los que se encuentran vienen de América y no tienen el mismo sabor--, son un manjar esquisito.
      Bicos

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  7. Bellos recuerdos de la infancia entorno a esos cangrejos que tan bien cocinaba después tu madre. En tu escrito podemos percibir, además, el contraste entre la inocencia del hermano pequeño y la picardía del que tiene unos cuantos años más. Tierno y fácil de leer. Un beso.

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    1. Pues sí, yo además de más pequeño siempre he sido más inocente que mi hermano.
      Un beso

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  8. La picardía de los hermanos mayores frente a la inocencia de los hermanos menores. Es así. Pero, a pesar de eso, la complicidad seguía (y sigue).

    A propósito de los cangrejos, yo tambien los comía de pequeña. Mi madre los preparaba con un aliño de tomate.

    Bss.

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    1. Sí, siempre con complicidad.
      Mi madre los hacía con una salsa de tomate y pimentón picante, estaban buenísimos.
      Un beso

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  9. jajaja que bello recuerdo que inocencia y gran complicidad entre hermanos

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    1. Pues sí, complicidad y un mínimo "abuso" propio de una diferencia de edad.
      Un beso

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  10. Esos recuerdos inolvidables, que nos dejan sensaciones y sabores tan intactos al evocarlos son los mejores. Esos que hablan de la edad de la inocencia, de la complicidad familiar y de buenos tiempos.
    Un placer leerte Ramón.
    Un abrazo.

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    1. Pues sí, los recuerdos que se perciben deben estar unidos a nuestros sentidos porque cuando se evocan te transportan a ese tiempo con plenitud
      Un beso

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  11. Hay cosas que no se olvidan nunca, en este caso van unidas a compartir situaciones con tu hermano, suelen ser nuestros mejores compañeros de aventuras y un ejemplo a seguir cuando son despiertos... Y me da que coger cangrejos era toda una aventura, seguro.
    Esos sentidos te lo recuerdan...
    Besos!!!

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  12. Imposible olvidar experiencia vividas y compartidas con los hermanos mayores, grandes compañeros de aventuras aunque siempre la edad le hiciera salir vencedores. Luego esos cangrejos cocinados por la madre...no, no se puede olvidar.
    Un abrazo.

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  13. Pues tenía razón tu hermano, una forma muy eficaz de pescar cangrejos, un poco dolorosa, hay que reconocerlo.
    Bueno, creo que no puedo evadirme de mi papel de hermano mayor ... aunque no le hice algo similar a mi hermana.
    Un abrazo.

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  14. Tu relato me ha traído recuerdos preciosos...Todas las siestas me escapaba, tan sólo seis años, con dos vecinos de la playa ha coger cangrejos. Luego el rapapolvo de mi madre... al día siguiente más de los mismo.
    Un relato sencillo y tierno, refleja la inocencia de la infancia ¿hay algo más bello?.
    Me ha encantado leerte.
    Un beso agradecido.

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  15. Ha sido "refrescante" leer tu relato.
    un abrazo

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