miércoles, 18 de julio de 2012

La curiosidad mató al gato

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Siempre alerta. Era la vecina que más sabía de todos. Se la veía paseando, o simplemente en el portal. Cuando alguien pasaba se quedaba mirando, pensando, con los ojos fijos. Nadie le aguantaba la mirada. Una mirada intensa que penetraba.

No se conocía su verdadera ocupación. Es más, se diría que era chafardera profesional, cotilla a tiempo completo. Siempre en la calle, siempre escrutando a los vecinos. Su tarea le había hecho acreedora de su mote: La Chismosa.

Si algún vecino quería saber algo de alguien, se dirigía a ella. Y la Chismosa se deleitaba contestando y adornando la respuesta con soltura. A veces con malicia, otras con simple desparpajo, pero siempre disfrutando de su saber.

Hoy, la echamos de menos. ¿Quién lo iba a decir? Tanta curiosidad por los demás, y… Se marchó del barrio, y lo hizo cuando le dijeron lo que todo el mundo sabía y sólo ella desconocía. Tanto cotillear para luego tener que tragarse su propia medicina.

Su marido la engañaba con más de una vecina. Fue la única que no se enteró. Ella, la Chismosa. Fue tan grande el shock que se marchó sin despedirse. No pudo resistir el golpe. Su prestigio había quedado por los suelos. Seguramente, ocupada por descubrir los secretos de los demás, se olvidó de mirar lo más cercano.

 

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jueves, 12 de julio de 2012

El cinco es mi vida

Cinco

Siempre tuve amor por los números. No me importa reconocerlo. Dicen que es una obsesión, pero no, yo he sustituido el amor humano por el amor perfecto, el numérico.

Todo tiene relación. Todo se cuenta. Todo es numerable. Lo que dicen que no es numerable lo llaman infinito, pero no es sino la forma de expresar la incapacidad de la mente humana para ir más allá de ciertos límites.

Los números, aunque casi nadie lo sepa, están vivos. Me hablan, son capaces de producirme placer, llanto o simplemente diversión. Son mis amigos, mi gente. Hace años que no hago otra cosa que vivir entre ellos.estrella-de-mar

Pero no todos los números son iguales. Yo tengo debilidad por los números primos. Sí, ya sé que no se relacionan con otros, por eso los quiero, son como yo, solamente sirven para mirarse en un espejo y no comparten nada con nadie, salvo con el número uno que para eso es el número uno.

Y dentro de los primos, enseguida encontré el que me apasiona. Su tabla de multiplicar es como un poema. En la escuela la cantaba con placer. Me refiero al cinco.

¿Qué sería de nosotros sin el cinco? No existiría el pentagrama. ¿Cómo pronunciaríamos sin las cinco vocales? Sin Pentateuco no habría Biblia ni Torá. Muchas flores carecerían de esos cinco pétalos tan bellos. ¿Alguien se imagina una estrella de mar que no tenga cinco brazos? ¿Y la vida? ¿Valdría la pena si los sentidos no fueran cinco?

Horca

Y es que donde haya un cinco… También tiene que ver con mi estado actual. No todo el mundo me entendía ni me entiende. Y fueron cinco los que me llamaron locos. Los que se burlaban, se reían de mí, constantemente. No lo podía aceptar.

Esperé al día cinco del mes cinco y agarrando una horca de cinco puntas terminé con los cinco. Se lo tenían merecido. Hoy, han pasado cinco años, me levanto a las cinco de la mañana y rezo encerrado en esta habitación cinco veces al día por el alma de aquellos cinco desgraciados. Pero no me arrepiento, no tuve más remedio, tenía que defender al cinco, con mis cinco sentidos.

 

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miércoles, 4 de julio de 2012

Tus fantasías secretas

Fantasías secretas

Y ahí estoy mirando otra vez por la ventana. La luna, hoy traidora, me llevó a ti. Fue, es, será inolvidable. Un hecho de amor único e insuperable. Hoy, sólo puedo añorarte, pensar en ti, sentir tu piel, vibrar sudando y sin embargo, que lejos quedas.

Nunca podré perdonarme haberte perdido. Porque hoy mis sueños sólo los cubres tú. No puedo evitarlo. Daría mi vida por rozarte. Y no obstante, qué lejos estás, a pesar de que estoy todavía dentro de ti.

Sé que no volverán aquellos días, el tiempo pasa inexorablemente. Sin embargo, nunca te has apartado de mí, tus ojos, tu pelo, tus piernas, tu vientre, todo tu cuerpo lo tengo grabado y lo recorro día y noche, implorando que sea verdad.

Te siento cerca. Muy cerca. A pesar de que me han confirmado la sentencia: treinta años y un día. No me bastarán para olvidarte.

 

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