miércoles, 9 de enero de 2013

Los mayores amores


Tiemblo sólo de pensar en la cita. Me he acicalado lo mejor posible. Me espera y no puedo defraudarla. Me costó convencerla, pero por fin ha accedido.
Hoy, el día de mi cumpleaños, llegaremos a mayores. Me estremezco al recordar cómo son sus caricias, sus manos, sus labios dulces como miel. Su lengua húmeda y cálida. Sus ojos claros y sinceros. Ahora toca descubrir el resto. He disfrutado de sus palabras, de su compañía, de sus ironías y sus bromas, de sus besos y sus abrazos, pero todavía queda más.
Desde que me ha dicho que sí, han pasado dos días y me han parecido siglos. Me he arreglado en menos de una hora que me ha parecido un año. Y he tardado en llegar aquí diez minutos que me han parecido una eternidad.
La primera prueba ha pasado. Y ahora estoy esperándola en esta cafetería en la que nos conocimos. No he podido dormir en toda la noche, soñando con ese momento. Por fin, iré a su casa y allí podríamos ser los dos uno. Abrazarla desnuda y soñar despierto.
Es el mejor regalo de cumpleaños que me han hecho en toda mi vida. Y eso que hoy llego a los ochenta.

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