jueves, 26 de abril de 2012

El descreído y el tarot

Despreciaba las supersticiones. La magia y las adivinanzas le habían parecido, siempre, un refugio de ñoños e ignorantes. Y un día, por una apuesta con un amigo, se encontró sentado frente a una mujer echándole las cartas del Tarot, sobre una mesa.

Era tal su aversión que estaba dispuesto a demostrar que tales juegos eran simples engañifas para someter a las personas a un destino determinado.

No salió muy contento de la misión. Ya en la calle, pensó qué podría hacer para probar a su amigo que las predicciones de la bruja no se cumplirían.

Ella le había dicho que tendría una vida plácida, que viviría cerca de cien años, que no se preocupara, su salud sería de hierro hasta el final. Sólo la edad acabaría con él, sin brusquedad alguna. Un caso de felicidad total.

Y pensando en demostrar el engaño al amigo, cruzó la calle sin mirar. Precisamente en ese momento pasaba un camión que le atropelló.

El desgraciado accidente acabó con él. Y ahora su amigo estaba junto al ataúd que los enterradores se disponían a sepultar. A su lado, pudo ver que la bruja del tarot había acudido también al entierro. No pudo resistir la curiosidad y le preguntó cuáles habían sido los pronósticos de aquella tarde.

La vieja, sin inmutarse, simplemente le dijo:

Sabía que ocurriría. Aunque yo le reconocí como un descreído y preferí darle el mensaje contrario para que lo entendiera. Nadie puede sobrevivir si le sale el Ahorcado y a continuación la Muerte. Era lo menos que le podía pasar.

 

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11 comentarios:

  1. Cuando parecía que todo iba bien la historia da un giro inesperado para terminar con un sorpresivo final. Me ha gustado mucho. La verdad es que no tenía ni idea de cómo iba a acabar la cosa y por eso me ha enganchado más aún. Un beso, y gracias por tu aportación a este jueves.

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  2. Es que lo mismo que hay supersticiosos y crédulos, también los hay que se empeñan en justamente lo contrario. A este no le fue muy bien en su cabezonería. Descanse en paz.

    Saludos

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  3. Quién se lo iba a decir? Por lo menos murió fiel a sus creencias.
    Besos

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  4. jajajaa la suerte tienen maneras de poner en su lugar a los descreídos, aunque en ello se le vaya la vida...del descreído!
    Muy bueno Rafa, me encantó!

    Un abrazo juevero!

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  5. a parte de más que bienh traído este relato...diríase parábola...te diría que hace poco, cómo no, salía por alguna tele que nostradamus había vuelto a acertar..¡claro, a toro pasado y habiendo hecho coincidir los hechos con sus raras palabras!
    desde mañana, me hago tahúr...
    medio beso.

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  6. Eso por descreido, como iba a sobrevivir con un camión que le venía de cara; pero a la bruja ya le vale, mentirle de esa manera.
    Muy bien el relato
    Un abrazo

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  7. Ay, es que los descreidos no aprendemos nunca, nos atropellan los camiones cada poco, menos mal, que aun vivimos para contarlo y no nos pasa como al protagonista del relato.
    Estupendo relato.
    Bicos

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  8. La banca nunca pierde, dicen. Tu adivina tampoco. Si no lo atropella el camión, larga vida pronosticada. Si lo atropella, como era un descreido le hizo el pronóstico contrario. ¡Que fácil es jugar con la credulidad e incluso con la incredulidad de las personas!. A eso se le llama manipulación, no adivinación.
    Me ha gustado mucho tu relato.
    Un abrazo.

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  9. Como dice Pepe, la banca nunca pierde. La cuestión era acertar sea como sea, en este caso al pobre las dos cartas hablaron y bien !pobre descreido! y muy buen texto.
    Un abrazo.

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  10. Desconocía este nuevo blog, y esta nueva andadura me parece acertado compañero juevero :)

    Algunas experiencias tengo yo con respecto a esto del tarot y no por el tarot en sí, si no por lo que la gente puede creer acerca de esto, es tremendo.

    Un abrazo.

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  11. La soberbia de creernos sabios nos da esos giros, verdad?

    Sí, verdad!

    besos jueveros, un lunes de mañana a paso lento pero seguro.

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