Soy noctámbulo. Amo la noche, no sé por qué. Para mí, la oscuridad es mi abrigo, las estrellas mis amigas, la luna mi guía. Mi mundo es lo que puedo abarcar con la vista, por la noche.
Soy tímido, apenas tengo amigos. No pido mucho. Espero el momento en que se pone el sol. Siempre igual. Doy un paseo, me recreo con lo que veo. Los colores durante esas horas cambian radicalmente. Las personas parecen más tranquilas, más enigmáticas. La luna les da otro lustre y la quietud de la noche me hace feliz. Y repito ese hábito, un día tras otro.
Sólo hay un día cada cierto tiempo, en el que me gustaría no amar la noche. En el que es la noche la que me domina. No sé lo que me pasa, no recuerdo nada, pero cuando me despierto al día siguiente, me siento cansado, sucio, con sentimiento de culpa, sin saber por qué.
Dicen que tiene que ver con que soy el séptimo hijo varón, y ese es mi destino. Sólo sé que debe ser una noche difícil, aunque no sea consciente. Cuando me va a ocurrir, experimento sensaciones físicas raras, y lo último que recuerdo, antes de perder el conocimiento, es que, al otro lado de la ventana, una luna espléndida, brillante, llena de luz me llama, sin que yo pueda hacer nada más que dejarme ir.
Más relatos, en la quietud de la noche, en casa de Mónica
Bueno, si además te despiertas con la tripa llena, la cosa comenzaría a ser preocupante...
ResponderEliminarUn abrazo y cafelito.
Pues si, creo que me despierto saciado y con mal sabor, ¿Por qué será?
EliminarUn abrazo
Yo por las dudas preferiría - en esas noches al menos- estar lejos de ese lobizón (por aquí así se le conoce al legendario hombre lobo http://es.wikipedia.org/wiki/Lobiz%C3%B3n)
ResponderEliminarSu amor por la noche resulta ser parte indivisible con su personalidad jejeje
Confieso que hasta el momento de leerte no había relacionado la temática de este jueves con esta leyenda!
=)
Un abrazo Rafa!
Tienes suerte, te separa el Atlántico, pero quién sabe si mi influencia puede llegar hasta allí.
EliminarBesos
yo sigo pensando que a imaginación al poder...cada semana y ya van unas cuantas seguidas, me lo demostráis...joderse, que salirme con que el hombre lobo de parís anda entre nosotros, pues como que...
ResponderEliminarme gusta eso de que el relator no sabe nada de lo que le ocurre en su transformación, me gusta ese inicio en el que declara su amor por la noche...para luego dejarnos saber lo que él no sabe, es decir, que él es un lobo-hombre y que....como para fiarse de la tranquilidad de la noche¡¡
medio beso, rafa.
Hay que creer más, amigo Gustavo, el hombre-lobo cual divinidad terrenal puede estar en cualquier parte.
EliminarUn abrazo
Lobishome, se llama en esta tierra.
ResponderEliminarSí, y además sé que en GAlicia este mito tiene bastante arraigo.
EliminarBicos
Si el séptimo hijo varón, lobizón, auuuuu.
ResponderEliminar¿Qué culpa tienes tú? Tranquilo, no debía habértelo dicho, pero en la noche que también me fascina, que amortigua los colores, que tiene misterio, que tiene otra visión, procuraré salir que no sea martes ni viernes, por si los lobitos, y ni pensarlo si encima es luna llena.
Fantástico relato, besito.
Natàlia, lo que tienes que hacer es salir y tratar de encontrarme. Y recuerda que soy peligroso.
EliminarUn beso
Pues entre tú y yo ya tenemos más de media película de terror,jajaja.
ResponderEliminarInquietantes estas transformaciones y no recordar lo que hemos hecho...Me gusta mucho tu relato.
Un beso
Querida, a ver si un día nos encontramos durante nuestros paseos nocturnos y montamos un aquelarre.
EliminarUn beso
Leyendas de seres cambiantes, tan antiguas como la propia noche. Y tan temidas en tantos lugares recónditos de toda Europa.
ResponderEliminarSaludos
No es para menos. Sólo los políticos irresponsables y los banqueros insaciables pueden dar más miedo que yo. A ver si un día me los encuentro y ya veremos.
EliminarUn abrazo.
Bueno, espero no encontrarte en ese momento, porqué no se lo que puede pasar. El hombre lobo, una de las más delirantes leyendas que corren por esos mundos, bueno, supongo que es una leyenda ¿no?
ResponderEliminarUn abrazo
De leyenda nada. Carmen. Cuando salgas por la noche, búscame y verás que soy de carne y hueso. Eso sí, peludo muy peludo.
EliminarUn beso
Este relato, merece un prolongado aullido!
ResponderEliminarEsas historias que se entretejen (muchas veces en el campo) y que se las consideran mitos: tendrán un dejo de verdad?
El protagonista es un lobizón en potencia!
Muy buen enfoque de una noche especialmente peculiar. Hay que cuidarse, cuando esa espléndida luna asoma por la ventana, nunca se sabe bien quien puede andar merodeando.
Un beso: Gaby*
Gaby, basta que quedemos una noche iluminada y te demostraré cómo soy. Eso sí, ten cuidado.
EliminarUn beso
Me encanta como nos relatas esa vida oculta en las noches de luna llena.
ResponderEliminarBicos
Dilaida, al fin y al cabo es mi vida. Y me la conozco de cabo a rabo (nunca mejor dicho)
EliminarBicos
Por aquí el hombre es más fiero, se convierte en lobo,( en el mio en dulce gatito), la noche, la luna le domina. Tanto se ha escrito sobre esto...
ResponderEliminarMe gusta que tu noche, en su quietud se altere con esta transformación.
Un abrazo.
No hay nada como las grandes transformaciones. Las sorpresas no se encuentran en la monotonía.
EliminarUn beso
Vaya!! quien me iba a decir a mi que algún día leería al verdadero, al mismísimo ¿si?... venga... ¡no puede ser!...
ResponderEliminarYo soy lunática pero no me observado lo de los "días extraños" :)
Besos
Porque no te has fijado. Fíjate y ya me dirás. Un beso
EliminarIntentaré no salir en noches de luna llena, no sea que te hagas el encontradizo conmigo. Aunque ya estoy algo duro y no creo ser plato apetecible para ningún hombre-lobo que se precie.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pepe, nunca se sabe, la carne dura a veces es la más sabrosa.
EliminarUn abrazo
Como un pozo sin fondo... eso es la noche. Oscura, Enigmática, Confusa. Dentro de ella, todo cabe, lo irreal y lo real.
ResponderEliminarSólo hay que desear suerte y no estar en la oscuridad equivocada.
Abrazos
Sí, no sólo es suerte, hay que buscar la oscuridad acertada.
EliminarUn abrazo
No quisera cruzarme con el protagnoista de tu relato en una noche de luna llena, ¡que miedito! Esa sensación de saber que fue una noche complicada por así decirlo y no recordar nada tiene que ser un poco angustiante, ¿no crees? Poca quietud veo en la noche de tu relato, ¿eh? jeje, pero me ha gustado mucho. Un beso.
ResponderEliminarNo creas soy un hombre-lobo muy cordial. Eso sí, si me pilla uno de esos días malos, cualquiera sabe.
EliminarUn beso
Escalofriante tu noche, no saber lo que se hace, perder la conciencia y sospechar que algo bueno no ha ocurrido debe ser desesperante, más aun si no se puede evitar.
ResponderEliminarOriginal y fluido relato.
Un abrazo.
Es mejor no saberlo, si lo supiera lo mismo me volvía bueno.
EliminarUn beso
Ves, para estas confesiones sirven los jueves, Rafa,nunca te imaginé como licántropo, aunque la barba era sospechosa...pero sorpresas que da la vida. jeje
ResponderEliminarUn abrazo
Encarni, querida, eso es porque no me conoces bien. Soy un aunténtico licántropo, así es que cuidado...
EliminarUn beso
Es que es un lunático muy mono. Un beso
ResponderEliminarBueno... al fin de cuenta, lo hace sin darse cuenta, sin ser consciente, de ser quien quien es. De todos modos prefiero cruzarme con él, las restantes noches.
ResponderEliminarun abrazo
Cuidado no te fíes mucho ni en las noches restantes. Nunca se sabe qué haría.
EliminarUn beso
Muy bueno ese hombre lobo que se metamorfosea sin saber si quiera que le ocurre. Lo del séptimo hijo varón, un punto, ya andará más de uno contando jajaja.
ResponderEliminarMe gusto.
Besos
No me doy cuenta pero lo cuento. Así es que anda con cuidado no vaya a ser que seas mi objetivo próximo.
EliminarUn beso