jueves, 10 de mayo de 2012
Érase una vez…
Llegué corriendo del colegio. Tiré el abrigo al sofá y me senté en la mesa. Saqué el libro y el cuaderno con ansia, y me puse a hacer los ejercicios.
Apareció mi madre que me miró asombrada y sorprendida. Nunca me había visto ese ímpetu, Estudiaba, normalmente, lo imprescindible, para aprobar y no tener problemas. Por eso, se extrañaba de mi actitud.
Se acercó, me preguntó si me ocurría algo y me dio unas galletas y un vaso de leche. Ni le contesté, estaba imbuido en mis deberes.
Al cabo de una hora, vino mi padre. Normalmente me encontraba jugando o viendo la tele, pero ese día me encontró escribiendo. Se quedó atónito, me dio un beso y se sentó, sin decir nada, a leer el periódico.
Eran las ocho y media cuando guardaba todo en la cartera y me dispuse a cenar. Engullí la cena, otra sorpresa para mis padres que veían como cada día ponía pegas a la comida y terminaba tragándomela a la fuerza. Algo pasaba.
Cuando estaba terminando de cenar, sonó el timbre de la puerta. Era mi abuela que venía a pasar unos días con nosotros. Nos dio un beso y me dijo:
‘¿Has hecho todo lo que te dije? ¿Has cumplido el trato?’
‘Sí, abuela’, le contesté, con firmeza.
Entonces, se quitó el abrigo, se sentó en el sofá, sacó un libro del bolso, se puso las gafas y, con toda la tranquilidad y serenidad que tenía, empezó a leer:
“Erase una vez…”
Nadie contaba los cuentos como ella.
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¡Qué hermoso, Rafa!
ResponderEliminarY de aquellos polvos... Un niño al que le cuentan cuentos será un excelente lector.
Un abrazo fuerte y colchonero, junto con la enhorabuena.
Merece la pena hacer los deberes, comerse la cena, modosito para cumplir el pacto con la abuela, la mejor contadora de cuentos del mundo de los cuentos.
ResponderEliminarHomenaje a las abuelas llenas de historias eternas, guardan en su memoria y en su imaginación sueños que reinventan, nunca suena igual cada cuento.
Te felicito, yo me lamento, no conocí abuelas, los cuentos me los invento o me los contaba, a veces, mi madre. Besitos.
jejeje qué ternura!...el ingenio de los abuelos a la hora de "tranzar" con sus nietos apelando a la fantasía ya es un clásico!...y esperemos no se pierda bajo el ahogo de la modernidad tecnológica!
ResponderEliminarun abrazo.
Un lujo esos abuelos que con tanto encanto narraban esos cuentos tan entrañables. Probablemente nadie como ellos les pone tanto cariño. No me extraña que los recuerdes con tanto gusto.
ResponderEliminarMuchas gracias y un abrazo
Pues es cierto: nadie contaba los cuentos como ellos.
ResponderEliminar¿Cuándo hemos perdido nuestra capacidad para contar y empezamos a hacerlo todo con prisa?
"Erase una vez..." PRECIOSO
ResponderEliminarEspero seguir teniendo paciencia suficiente y capacidad para contar a mis nietos aquellos cuentos que le oí tantas veces a mi abuela.
Bicos
Mis abuelas no pudieron contarme cuentos,me estoy desquitando con mis hijos y espero poder hacerlo con mis niet@s.
ResponderEliminarQué entrañable!
Un beso
¡Uf! mientras lo leía pensaba en que si hace eso mi hijo le pongo el termómetro rapidamente(me refiero a lo de los deberes y el estudio porque es de los de la ley del mínimo esfuerzo), pero claro, la recompensa merecía la pena, no me extraña que lo hiciera todo sin protestar.
ResponderEliminarBonito cuento
Un abrazo
Mar
Yo no tuve esa suerte; pero debe ser bonito que tu abuela te cuente un cuento de niña y te vayas a dormir con esas dulces palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Me has hecho extrañar a mi abuela. Hoy quisiera que me contara muchos cuentos así y seguro y previamente cumpliría con gusto el trato para que lo hiciera...
ResponderEliminarun abrazo.
No tuve suerte en ese sentido. Mis abuelas murieron demasiado pronto y mi madre, con siete hijos, en tiempos difíciles, no andaba sobrada de tiempo, aunque sí andaba sobrada de cariño que nos daba a manos llenas. El pequeño protagonista de tu historia era muy afortunado y, si, merecía la pena el pequeño esfuerzo de hacer puntualmente los deberes ante la recompensa esperada.
ResponderEliminarUn abrazo.
he sonreído...quizá por que nunca nadie me contó cuentos...pero también por que si me pongo terco, soy capaz de ponerme a contarle un cuento a una de estas tres plantitas que brotan de mis tres tiestos y que están ahí enfrente, en el descansillo de la ventana de mi habitación...
ResponderEliminarme ha gustado este texto, rafa...sencillo...texto que, si tú quieres, es en sí un cuento de los de contar al nieto en la noche o a la nieta o a los niños y en la noche...
medio beso.
ahhhhhhh !!!!!!!!
ResponderEliminarque hermoso me mato... que ternura más grande y que belleza...
Aah, Rafa, ¡qué bonito, qué tierno! Ls pactos abuelo-nieto puenteando a los padres son para babear. Como el que nos muestras.
ResponderEliminarEstupendo.
Un abrazo.
Lo que no consigan los abuelos... los cuentos que nos contaron son mas que palabras enlazadas para sorprendernos, en ellas están el tiempo, la experiencia y la ternura... ellos ya conocen el secreto de la vida.
ResponderEliminarBesos
Rafa que bello, así es nadie cuenta las historias como las abuelas, tiernas mamás.
ResponderEliminarUn abrazo.