Sus hijos le regalaron un lector electrónico de libros. Le dijeron que era lo mejor para un lector compulsivo como él. Tenía aplicaciones que superaban con creces la simple lectura. Diccionario, posibilidad de subrayar o de tomar notas, y sobre todo ahorro de espacio. Un espacio que ocupan los libros de papel. Una maravilla. La posibilidad de tener más de mil libros en un formato de 17 x 11 x 0,8. ¿Se puede mejorar?
Todo eran ventajas. Así es que el buen hombre decidió aprender a manejar el artefacto. Fácil, era increíblemente fácil. Tipos de letra distintos, más comprensibles, cuerpo mayor que facilitaba la lectura, y a leer.
El lector venia con 50 libros clásicos. Así es que sin más dilación, se dispuso a utilizarlo. Estaba encantado. Eligió La Regenta. Hacía tiempo que quería releerla. Y empezó con avidez. Le pareció maravilloso. Era magia, un pequeño rectángulo que podía contener la ilusión de cientos de libros. Se leía bien. Un invento útil. ¡Una maravilla!
Apenas llevaba cuatro páginas y Vetusta le pareció distinta, y la novela, otra novela. Le faltaba algo. Recordaba el tacto de los libros de papel, esas hojas que se resisten a que las pasemos, y, ese olor de libro recién abierto ¿dónde estaba? Empezó a pensar en la edición de 1930 que tenía en su librería, con pastas duras y con hojas deterioradas. Y se paró. Trato de abrazar ese artefacto pero no sintió nada. Era frío. Y se dio cuenta.
Dejó el lector en la mesilla y se dirigió a la biblioteca. De allí arranco el ejemplar de La Regenta y lo abrazó. Lo olió y lo toco. Y empezó a leer, con lágrimas en los ojos:
La heroica ciudad dormía la siesta. El viento Sur, caliente y perezoso, empujaba las nubes blanquecinas que se rasgaban al correr hacia el Norte…
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Estoy de acuerdo contigo, a mi no me convence; aunque sé que al final el libro en papel, no sé que destino tendrá; pero espero que pase mucho tiempo, porque donde esté el tacto y el olor de un libro de papel que se quite lo demás.
ResponderEliminarUn abrazo
Carmen, creo que es una batalla perdida. Los libros en papel quedarán, dentro de pocas décadas, como piezas de museo. Mientras tanto, disfrutemos con ellos.
EliminarUn beso
Supongo que para quien leyó en su momento un texto en papel que le conmovió hasta las lágrimas, el moderno artilugio no será lo mismo, por más útil y completo que resulte para los nuevos lectores.
ResponderEliminarUn brazo
No es lo mismo. Tiene gran utilidada, pero no tiene alma.
EliminarUn beso
Hasta es cálido, huele especial, tiene tacto y devoramos las letras, los cinco sentidos entre las manos y Vetusta resucitada volvió a ser ella.
ResponderEliminarLa técnica tiene sus ventajas, las has citado, y desventajas, lo mismo. Se acompaña la lectura de esas sensaciones, lo otro brilla y deslumbra, no huele es insípido.
Besito y !salve! la imagen que has puesto lo dice todo pero tus palabras escritas dicen aún más.
No es lo mismo, aunque las ventajas útiles del e-reader son muchas, le falta vida, es frío. Al menos me lo parece.
EliminarUn beso
Nunca digas nunca pero creo, que nunca podré con los IPAD...
ResponderEliminarLo has sabido reflejar maravillosamente. Sobre todo por la enumeración de beneficios que de hecho tienen...
De momento son compatibles los dos tipos, pero me temo lo peor. Nuestra sociedad que impone la eficacia sobre los sentimientos acabará quedándose con el libro electrónico. Mientras tanto disfrutemos del papel.
EliminarUn beso
Odio irracional pero decididamente los libros electrónicos. Estoy convencido que como dices los de papel transmiten calor y son insustituibles. ¿Como si no leer la Regenta? Me encantó ese final.
ResponderEliminarFrancamente yo no los odio, reconozco ciertas ventajas, pero prefiero los de papel. Y, en ciertas novelas, me parece indispendable. Dejemos los libros electrónicos para los libros de autoayuda o de puro entretenimiento, los que no tienen alma.
EliminarUn abrazo
Nada como ese tacto, ese olor y ese color que toman cuando el tiempo obra en ellos, pero hay que reconocer que con estso libros electrónicos las manos duelen mucho menos , algunos libros pesan..!como pesan!.
ResponderEliminarUn abrazo Rafa.
Llevas razón. El libro eléctrico tiene ventajas, sin duda. Pero es frío y gris, le falta vida.
ResponderEliminarBesos
Creo que los libros clásicos tienen los años contados. No se puede competir con los electrónicos. Al igual que las máquinas de escribir y los ordenadores, terminarán imponiéndose, pero la literatura perderá vida.
ResponderEliminarUn beso
Vaya que es cierto lo que dices mira que yo también prefiero el aroma y la piel de las hojas de un libro...
ResponderEliminarcada vez que veo alguien con un lector de esos, me duele un libro. no quiero pensar en la desmemoria del tacto y el olor de los libros.
ResponderEliminares cierto, ninguna letra es igual que en un libro.
saludos
Vaya que es cierto lo que dices mira que yo también prefiero el aroma y la piel de las hojas de un libro...
ResponderEliminarParece que todos coincidimos en la complicidad que se establece entre el lector y su libro. Más allá de la lectura, existe un mundo de sensaciones que nos aporta el tacto, el olor, la tinta, del libro cuando lo tenemos entre las manos y vamos pausadamente pasando sus hojas y deleitándonos en él. Eso nunca nos lo podrá proporcionar el libro electrónico, pero este tiene indudablemente otras ventajas que no podemos ni debemos desdeñar. Soy optimista al respecto. Pienso que pasará como con la radio y la televisión, supusimos que la radio quedaría totalmente obsoleta, pero no ha sido así.
ResponderEliminarUn abrazo.
Hay cosas que, por mucho que avance la tenología, son insustituibles. Yo soy de las del libro de siempre, con sus pastas, sus hojas, su olor a nuevo o a viejo, su color amarillento...
ResponderEliminarBss.
Soy de las que se resiste a leer en el ordenar, no es lo mismo, no siento lo mismo sino tengo a mi alcance el poder de pasar las páginas sintiendo en mis dedos esa textura áspera del papel. El olor de los libros viejos y de los nuevos, la magia de sostenerlo en mis manos.
ResponderEliminarAsí que comprendo y me siento identificada con el protagonista de tu relato en todo.
Un abrazo enorme.
Jaja, Rafa. Algo semejante me pasa. Incluso cuando me interesa muy especialmente un artículode blog no me resisto a imprimirlo. A lo mejor es un extraño tipo de fetichismo, pero me gusta que mis lecturas tengan realidad física.
ResponderEliminarUn abrazo.
Papiro, pergamino, papel, ... digital. ¿Te imaginas tener que leer El Quijote (por ejemplo) en unos de los dos primeros soportes que menciono?. El formato digital se impondrá si su utilidad y funcionalidad se consolidan sobre el papel (no si antes resolver problemas como la vulnerabilidad de los datos). El olor, el tacto, el poder abrazarlo, son argumentos emotivos pero que no tienen que ver con la divulgación de un libro, sino con el lector que los lee y por tanto nada objetivos. Supongo que el que leía en papiro o en pergamino también le costo el paso a otro formato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Claro... Es que nada supera a los libros... Lo digital no tiene ese mismo sabor...! Excelente relato amigo! Un abrazo!
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