Era un fiesta espléndida. Había gente de toda clase y condición. Seríamos unas cuarenta personas. Sonaba música de los noventa, rock de los noventa. Yo había bailado toda la tarde y, cansado, me senté en un sofá. A mi lado había una mujer rubia, preciosa, que me saludó y me miró fijamente.
Fue entonces cuando se fue la luz. No me extrañó. Había una tormenta fuera y se podían escuchar los truenos. Una casa de campo es frágil, la luz se va fácilmente. Así es como la casa se quedó a oscuras.
Noté que me acariciaba la mano. Suave y con cariño. Luego se acercó, rozándome con sus piernas. La quise imaginar. Apenas la había visto, y la quería recordar. Sí, era bella, ojos azules, color castaño claro, una blusa marrón, los labios pintados de color violeta. Trataba de rehacer su imagen en mi memoria, mientras sentía que me acariciaba la cara y me pasaba la mano por el contorno de mis labios. Yo me dejaba hacer. Estaba a punto de estallar y de abalanzarme sobre ella, cuando alguien encendió una vela.
Pude ver la figura de un hombre a mi lado. Moreno, me miraba sin pestañear, con deseo. Estaba junto a mí y me tenía cogida la mano. Me levanté asustado. Y, vergonzosamente excitado, me marché deprisa.
Luego, más tranquilo, reflexioné y pensé en que podía haber terminado aquello, sin esa luz de la vela o a la luz de aquella vela, quién sabe.
Menos mal que alguien acertó en encender una vela. No quiero pensar en lo que podría haber terminado, aunque los primeros ratos seguramente lo iba a pasar bien.
ResponderEliminarMuy divertido este relato y con un final sorpresa!!!
Un abrazo.
¡Qué susto!
EliminarUn beso
jajaja más vale ser precavido y no dejarse llevar ciegamente -nunca mejor aplicado- por los impulsos! jaja
ResponderEliminarUn abrazo
Nunca se sabe si dejarse llevar ciegamente es mejor...
EliminarUn beso
Vete a saber, lástima de puñetera vela.
ResponderEliminarDivertido apagón, sí señor. Saludos.
Quién sabe qué hubiera pasado.
EliminarUn beso
Yo tampoco quiero pensar en que podía haber terminado todo aquello jajaja. Qué oportuna la vela!!!
ResponderEliminarBicos
No sé si es mejor pensarlo, nunca se sabe.
EliminarBicos
La oscuridad puede proveer de sorpresas.
ResponderEliminarLástima, quedarnos con la intriga por saber, si la luz de la vela, también se traía lo suyo!
Besos!
Gaby*
Sí, mejor que quede la intriga.
EliminarUn beso
Jajajaja, pues por probar no hubiera pasado nada, jejejeje.
ResponderEliminarNo sé qué decirte... nunca se sabe
EliminarUn beso
Muy original y revelador relato.
ResponderEliminarUn abrazo.
Podría ocurrir, porque en la oscuridad todos los gatos son pardos.
EliminarUn abrazo
Me cachis con la vela!!!!!
ResponderEliminarUn beso Rafa.
La vela descubrió el pastel
EliminarUn beso
Mi madre decia siempre. En la oscuridad todos los gatos son pardos.
ResponderEliminarNo te habia comentado nunca a pesar de coincidir contigo, en blogs amigos. Me ha gustado tu historia.
Saludos.
Sí, yo también utilizo ese refrán y está claro que es así. Un beso
EliminarPues esa vela no tenia nada de oportuna,deveria de haberse quedado apagada...Un rato más jajajajj...algunas situaciones propician el conocernos más a nosotros mismos,sorpresas nos dá la vida amigo mio jajajaj.
ResponderEliminarMe gusto leer tu jueves, Saludos Rafa.
Lo que hubiera pasado no lo sabe nadie, pero podría haberse dado una situación embarazosa o amorosa, quién sabe.
EliminarUn beso
Bueno, esto puede pasar si se va la luz. Una experiencia más.
ResponderEliminarDivertida historia
Un abrazo
La luz es fundamental, la falta de luz puede llevarnos a lugares desconocidos.
EliminarUn beso
A saber cómo habría terminado la cosa de no ser por la vela... Parece que hubiera hecho algo de lo que después se habría arrepentido, al final, después de todo, tuvo suerte. Un beso.
ResponderEliminarNunca se sabe cuál es la suerte. Desde luego, no buscaba eso.
EliminarUn beso
Repito la frase del comentario; En la oscuridad, todos los gatos son pardos, jeje.
ResponderEliminarPero a quién no le pasó terminar manoseado por un hombre... Ah nadie dice yo, ok! dejo mis confesiones para otro momento jeje Bueno, pero llegado un momento, la sorpresa iba a ser la misma, porque otros sentidos lo alertarían...
Muy buen relato, saludos!
Sí, la verdad es que nunca se sabe. Una incógnita que queda sin despejar
EliminarSaludos
Jajaja, menuda experiencia Rafa. Y es que la oscuridad invita al peligro, somos humanos y el roce es el roce, jeje.ç
ResponderEliminarUn abrazo
El roce hace el peligro, sin duda. Y nunca se sabe cómo podría haber terminado aquello sin vela.
EliminarUn beso
Me ha recordado, no sé muy bien porqué, la película con faldas y a lo loco, en su escena final: -Te confieso que soy un hombre-
ResponderEliminarBueno, nadie es perfecto. A saber donde hubiera terminado todo si no se hace la luz.
Un abrazo.
Nadie es perfecto
EliminarUn abrazo
jajajaja.... mira que buena y excelente historia lo que puede suceder a en un apagón en oscuridad completa y vaya que salvo la campana aquella pequeña luz de vela eee
ResponderEliminarLa campana sonó a tiempo. Unos minutos después cualquiera sabe qué hubiera pasado.
EliminarUn beso
Sorpresas nos da la vida...
ResponderEliminarY si hubiese pasado, que?
muy entretenido.
un abrazo
Carajo, qué esquivas son las mujeres atractivas y qué pegajosos los morenos que pestañean.
ResponderEliminarDivertido relato, Rafa. Un abrazo.