Había sido actor. Llegó a alcanzar una cierta fama, gracias a sus dotes dramáticas. Pero aunque tenía un físico que le acompañaba, su atracción amorosa la consiguió sobre todo por su voz, por su forma de hablar. Con acento tierno pero resuelto, había doblado a los mayores amantes de la historia del cine. Gary Grant, James Steward, Clark Gable, entre otros.
Las mujeres le admiraban, más de una se había prendado de él. Recibía decenas de cartas a diario que le solicitaban una cita, un beso, una noche inolvidable. Nunca se supo si alguna tuvo respuesta.
Un día fatal, conduciendo su Lamborghini se salió de la carretera en una curva, muriendo al instante. Muchas mujeres le lloraron amargamente, su muerte fue un duelo nacional. En la plenitud de la vida había desaparecido el mito.
Los estudios de cine donde trabajaba instalaron la capilla ardiente en uno de sus amplias salas. Fueron muchos los que por amor, por curiosidad o por ambas cosas, pasaron a tributarle el último homenaje.
Al día siguiente se celebró el sepelio. Una vez enterrado, un amigo abogado se dirigió a la multitud asistente:
‘Con su permiso quisiera leerles una carta que dejó Martín para ustedes’
A mi público:
Que nadie crea que esto ha sido un accidente. Fui yo el causante de mi muerte. No podía aguantar más. He vivido una vida falsa, he vivido otra vida. He querido mantener una situación insostenible y hasta aquí he llegado.
Podía haber seguido engañándoles, pero ha llegado el momento de sincerarme. Y perdónenme por todo. Pero la cuerda de la mentira me apretaba demasiado. Mantener lo que no fui me era ya imposible. No hubiera podido decírselo en vida. Mi voz grave y mis movimientos varoniles me ayudaron; pero soy, era, fui una mujer.
Martina
Más teatro, máscaras y apariencias en casa de Neo
RGAlmazán
ResponderEliminarMuy buena esa invitación "no te cortes". Ayuda mucho a lanzarte cuando dudas...
No en este caso. Me encantan esos relatos con bomba de retardo incorporados.
Hsata las dos lineas finales era perfecto, con esas dos lineas resulta genial.
Sinceras felicitaciones.
Hasta más leer.
Me alegra que te haya gustado.
EliminarUn saludo
Impactante relato. Interesante actuación con un final tan dramático como sorprendente.
ResponderEliminarUn abrazo.
Final dramático, no pudo aguantar tanta farsa.
EliminarUn beso
ahhhhhhhh jajaja inesperada confesión que le pone broche de oro al cierre de tu relato!...de veras no me los esperaba! Muy bueno.
ResponderEliminarUn abrazo y gracias por sumarte
Me alegra que te haya gustado y sorprendido.
EliminarUn beso
Jejeje, muy bueno Rafael, no se puede vivir impostando la voz y otras cosas del aspecto, toda una vida. Lástima Martina, haber salido del armario, no serías la primera o el primero en hacerlo, y a doblar Ingrid's Bergman's.
ResponderEliminarUna lástima, repito. Incluso en el sepelio uno habló por él, quiero decir ella, haber grabado su voz auténtica por una la vez, la última.
Magnífico en el desenvolvimiento y genial en el the end.
Abrazos y !salve!
Esa es la cuestión, la mentira no puede ser eterna. El riesgo de morir en el intento es grande.
EliminarUn beso
¡Menudo final! Como siempre, no dejas de sorprenderme. Me parece que el mito se fue al suelo estrepitosamente. Me imagino la cara que debió quedársele a los allí presentes. Su ídolo era un gran "actor" en todos los sentidos (o mejor dicho "actriz" en este caso) Un beso.
ResponderEliminarNo pudo resistir ser un mito falso. Y sí es verdad que era un gran actor.
EliminarUn beso
Fuerte, fuerte. Menuda decepción para muchas. La presión pudo con ella.
ResponderEliminarMuy buen relato y sorpresivo final.
Un abrazo
La presión pudo con ella, como bien dices. Y es que es muy difícil mantener una falsedad toda la vida.
EliminarUn beso
Muy bueno, Rafa.
ResponderEliminarEso si que fue teatro, mientras duró.
Teatro, puro teatro.
EliminarBicos
Sorprendida me he quedado con sus letras... la farsa agota, vivir siempre de tapado quita libertad y disfrute. Una pena que para poder ser libre tuviera que abandonar la vida...
ResponderEliminarUn abrazo
Toda la vida así es para agotar y buscar una salida aunque sea tan dura y definitiva.
EliminarUn beso
Buen relato Rafael e impactante final. Felicidades
ResponderEliminarMe alegro de que te haya gustao.
EliminarUn saludo
wowww
ResponderEliminarcada relato que voy leyendo va mejorando y vaya que me han sorprendido que inesperable final... FELICITACIONES !!!
Es sorprendente, pero cuando se lee creo que se encuentra la razón del final.
EliminarUn beso
Mantener dia tras día una farsa semejante no hay persona que lo soporte. Muy bueno Rafa.
ResponderEliminarUn abrazo.
Tal cual, no es posible mantener esa farsa siempre. Y por eso acabó así.
EliminarUn beso
Vale Rafa, absolutamente impensable ese final. Algo hemos coincidido, en que el actor interpreta un papel fuera de su trabajo.
ResponderEliminarMe ha gustado, un abrazo Rafa.
Me alegro de que te haya gustado
EliminarUn abrazo
Me dejaste con la boca abierta, qué final!!!
ResponderEliminarTodo el relato es excelente pero ese giro inesperado es digno de un aplauso de pie.
Un gusto leerte.
Un abrazo.
Me alegro de que te haya gustado. Un beso
EliminarHizo de la mentira y la falsedad su modus vivendi y eso es demasiado cruel. Al final, mantenerse en la mentira pasa factura. En este caso, la muerte como única salida posible. Tal vez hoy hubiera sido diferente.
ResponderEliminarMagnífico relato con final sorpresivo.
Un abrazo.
No se atrevió a decir la verdad, y eso le costó la vida, porque no pudo soportar su eterna mentira.
EliminarUn abrazo
Caramba! Muy bueno! Pero creo que nadie debe verse abocado a un final así tan solo por no ser heterosexual.
ResponderEliminarSaludos!
Nadie debe, llevas razón, pero es posible que ocurra. Es más, ha habido algún caso en el pasado.
EliminarUn beso
Es muy duro y una presión horrible mantener esa farsa día a día, no me extraña que no lo soportara más y decidiera poner el THE END.
ResponderEliminarMuy bueno.
Un beso.
Pues sí, debe ser insoportable, de ahí que le haya escrito esta final.
EliminarUn beso
Al fin y al cabo era su profesión: fingir lo que no era. Lo malo es que la mentira se apoderó de su vida privada y él no supo o no quiso evitarlo.
ResponderEliminarBuen relato
Un saludo
ibso
Sí, era su profesión. Su error fue no aceptar lo que era y mantener la farsa durante mucho tiempo. Al final le pudo la mentira.
EliminarUn saludo