Ni tan siquiera era por sobrevivir. Simplemente quería conocer como se regía el tiempo. El Tiempo, con mayúsculas. Se había dado cuenta de que era lo único que no se podía parar. Lo único que caminaba con paso firme y constante. Le fascinaba el Tiempo.
Sólo por el tic-tac de los relojes se sentía vivo. Eran campanadas de vida que le recordaban que él estaba allí. No podía continuar sin saber como funcionaba, por qué, qué movía al Tiempo era su obsesión y como tal se dispuso a conocerlo.
Estudió en bibliotecas, libros sobre el Tiempo. Nada nuevo, algo inalcanzable, algo irreversible, algo mágico, pero los grandes estudiosos no se movían de ahí. Así es que decidió dar un paso más y empezó a consultar libros esotéricos.
Todo fue en vano, le comunicaban, supuestamente, qué pasaría si el tiempo se paraba, que fórmulas vanas había para volver a un tiempo pasado, cómo los relojes no eran sino sus guardianes que necesitaban hacer ruido para permanecer despiertos y sentirse vivos.
Sólo un libro le llamó la atención. Y simplemente su última frase:
Los secretos del tiempo están ocultos en la cueva de Cronos.
No lo dudó. Dejó todo. Vendió todo. Saco lo suficiente para iniciar el gran viaje. Y se dirigió allí.
Fue un viaje lleno de penalidades, de dificultades. Nadie sabía nada sobre esa cueva. Y tuvo que guiarse por el instinto. Dio vueltas, volvió sobre sus pasos para empezar de nuevo. Y así llegó a enloquecer. Todo su afán era buscar una cueva que nadie conocía, que a nadie interesaba. Solo, anduvo deambulando por medio mundo. Cada noche terminaba cansado, dormía cómo y dónde podía para amanecer con más ganas de buscar ese secreto.
Un día enfermó gravemente. No pudo levantarse, la fiebre se apoderó de él, su cuerpo permaneció inerte. Se dio media vuelta y pudo ver con lucidez que se encontraba en su casa de siempre, en su alcoba, junto a sus relojes, junto a su tiempo. Sin fuerzas, alargó el brazo hasta el libro que le había servido de guía y que estaba en su mesilla de noche.
Lo abrió de nuevo, y pudo leer de nueva esa frase: “Los secretos del tiempo están ocultos en la cueva de Cronos”. Y, después, algo que no leyó la vez anterior: El tiempo es tu tiempo, no hay otro. y en un ataque de lucidez, se dio cuenta de dónde estaba la cueva y de su secreto. Y a Juan Cronos Ramírez, se le acabó su Tiempo.
También él, sin darse cuenta , se fue comiendo a sus hijos hasta el último.
ResponderEliminarY es que el tiempo es insaciable. No hay quién lo pare.
EliminarBicos
Gastar la vida a la búsqueda del tiempo perdido, una obsesión a contra reloj que le llevó a la cueva oscura donde Cronos, burlón señaló su última hora. ¿En qué tiempo, cuánto tiempo, el tiempo, la razón del tiempo? La vida pasó de largo sin tiempo.
ResponderEliminarCurioso, veo en tu cabecera un reloj ¿qué hora es? marca una que ya es vieja después de esta letra tecleada.
Saludos veraniegos.
Pues sí, es un error común, pasar la vida buscando el tiempo es una forma de perder el tiempo.
EliminarUn beso
Buscando los secretos del tiempo, parte de las grandes verdades, se olvidó de vivir su propio tempo...algo tan típico de nosotros los humanos!
ResponderEliminar=)
muy buen relato juevero, Rafa!
Un abrazo.
Así es, típico. El tiempo se nos va buscando lo trascendente cuando la vida está hecha de las cuestiones cotidianas que nos rodean.
EliminarUn beso
"Cronos permaneció como el dios remoto e incorpóreo, conduciendo la rotación de los cielos y el eterno paso del tiempo". El tiempo es el momento que vivimos cada instante.
ResponderEliminarUn saludo
Sin duda, no hay más tiempo que el que vivimos, momento a momento.
EliminarUn beso
Muy buen relato. En busca del tiempo perdido y al final, cada uno lo tenemos dentro nuestro, o sea, nuestro tiempo.
ResponderEliminarun abrazo
Así es. El tiempo es nuestro tiempo, al igual que la vida es nuestra vida. Un beso
EliminarNo existe un tiempo único. Cada uno tenemos nuestra propia linea de tiempo que delimita el marco donde nuestra existencia se desarrolla desde el nacimiento a la muerte. Buscar la razón de ser del tiempo se nos manifiesta así como una forma de perderlo.
ResponderEliminarUn abrazo.
Sí, el tiempo es el de cada uno. Intentar encontrar una explicación global puede llevarte a perderlo.
EliminarUn abrazo
Como siempre nos ocurre, buscando fuera perdemos lo que tenemos dentro y está en nosotros, en esta ocasión, el tiempo.
ResponderEliminarBesos
Aquello de que los árboles no nos dejan ver el bosque, también es verdad con el tiempo. El tiempo es nuestro tiempo, ni más ni menos.
EliminarUn beso
A veces ni nosotros mismos nos damos cuenta como trascurre nuestro tiempo, pensando que es simplemente algo que pasa y que sucede o que tiene que suceder, ya que a veces sentimos que el mismo tiempo nos manipula y ya no hay nada más que hacer
ResponderEliminarEs penoso y enfermizo estar siempre pendiente de cómo trascurre el tiempo. Pero, es necesario ser consciente de que nuestro tiempo existe y habría que aprovecharlo, vista su imposibilidad de recuperarlo.
EliminarUn beso
Se obsesionó de tal manera por saberlo todo sobre el tiempo que desperdició el suyo propio e incluso estuvo a punto de enloquecer. Al menos, parece que finalmente se dio cuenta de que cada cuál debe emplear su tiempo como considere oportuno en lugar de malgastarlo tontamente. Una buena moraleja. Un beso.
ResponderEliminarLa obsesión, así es, le llevó a desperdiciar su tiempo. Cuando se dio tiempo ya era tarde. Un beso
EliminarPor más que intentemos hallar esa cueva, el tiempo vive en nosotros, no hay que malgastarlo es realmente escaso. Me gusta lo que anotas bajo tu imagen. "Compré tiempo a cambio de dinero y juro que no me ha ido mal." ya lo dices todo.
ResponderEliminarUn beso.
Pues sí, el tiempo es nuestro tiempo. Y lo de comprar tiempo es real, ya hace ocho años que tomé una decisión vital de primera importancia y me ha ido, razonablemente, bien.
EliminarUn beso
Jejeje la obsesión en la búsqueda de la verdad, de la suya propia, lo termina intrigando hasta el final de los dias. Excelente. Un abrazo.
ResponderEliminarLe obsesiona hasta olvidar su propio tiempo.
EliminarUn abrazo
El Tiempo es personal e intransferible y todo depende de como se viva.
ResponderEliminarUn abrazo
Es verdad, cada uno tiene su tiempo y posibilidad de administrarlo.
EliminarUn abrazo
Por buscar los secretos del tiempo perdió su propio tiempo.
ResponderEliminarTu relato es magnífico, el final deja una reflexión, sobre cuántas veces hacemos lo mismo que tu protagonista. Perdemos nuestros instantes divinos pensando o haciendo cosas que no nos dejan nada.
Un placer leerte.
Un abrazo.
Pues sí, muchas veces hacemos lo que el protagonista, y perdemos nuestro tiempo con una pretensión imposible: Tratar de parar el Tiempo.
EliminarUn beso
Demasiado tarde para lágrimas, jeje. Excelente texto y mensaje. TAmbién lo que dice tu perfil. Esa transacción parece un buen negocio, aunque sigo tratando de conseguir un poco de uno para comprar lo otro, je. Saludos
ResponderEliminarPues sí, Luis, fue una buena elección, una de las mejores que he hecho. Y es que el tiempo es para vivirlo lo mejor posible.
EliminarUn abrazo