Siempre tuve amor por los números. No me importa reconocerlo. Dicen que es una obsesión, pero no, yo he sustituido el amor humano por el amor perfecto, el numérico.
Todo tiene relación. Todo se cuenta. Todo es numerable. Lo que dicen que no es numerable lo llaman infinito, pero no es sino la forma de expresar la incapacidad de la mente humana para ir más allá de ciertos límites.
Los números, aunque casi nadie lo sepa, están vivos. Me hablan, son capaces de producirme placer, llanto o simplemente diversión. Son mis amigos, mi gente. Hace años que no hago otra cosa que vivir entre ellos.
Pero no todos los números son iguales. Yo tengo debilidad por los números primos. Sí, ya sé que no se relacionan con otros, por eso los quiero, son como yo, solamente sirven para mirarse en un espejo y no comparten nada con nadie, salvo con el número uno que para eso es el número uno.
Y dentro de los primos, enseguida encontré el que me apasiona. Su tabla de multiplicar es como un poema. En la escuela la cantaba con placer. Me refiero al cinco.
¿Qué sería de nosotros sin el cinco? No existiría el pentagrama. ¿Cómo pronunciaríamos sin las cinco vocales? Sin Pentateuco no habría Biblia ni Torá. Muchas flores carecerían de esos cinco pétalos tan bellos. ¿Alguien se imagina una estrella de mar que no tenga cinco brazos? ¿Y la vida? ¿Valdría la pena si los sentidos no fueran cinco?
Y es que donde haya un cinco… También tiene que ver con mi estado actual. No todo el mundo me entendía ni me entiende. Y fueron cinco los que me llamaron locos. Los que se burlaban, se reían de mí, constantemente. No lo podía aceptar.
Esperé al día cinco del mes cinco y agarrando una horca de cinco puntas terminé con los cinco. Se lo tenían merecido. Hoy, han pasado cinco años, me levanto a las cinco de la mañana y rezo encerrado en esta habitación cinco veces al día por el alma de aquellos cinco desgraciados. Pero no me arrepiento, no tuve más remedio, tenía que defender al cinco, con mis cinco sentidos.
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Desde luego el cinco es un número que está en todas partes, y tiene su importancia; pero lo de matar a esos burlones cinco, hombre ahí... no sé que decirte; aunque sea por defenderlo. Bueno; pero que sería de nosotros sin la imaginación.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho
Un abrazo
Es que el cinco es mucho cinco.
EliminarUn beso
Es lo que tienen los números primos, se miran el único ombligo y acaban encerrados dentro. Ni te cuento...lo que trae el cinco con los cinco pinchos en la horca, trae cinco Padrenuestros al vacio y a las cinco en punto, trae cinco espinas en el corazón, trae cinco soledades en los cinco sentidos. Es una elección numérica prima, la quinta esencia de las cinco esquinas agudas, cada cual con su cinco.
ResponderEliminarNo le envidio el cinco ni el primo, me quedo con la estrella de mar y la que lleva el quinto fresquito de cervecita.
Le diste la vuelta al tópico quinto, y hay que saber mucha matemática letrada para que resulte tan intenso.
Los primos son números cabalísticos y el cinco es de los principales. De hecho muchas sociedades, hoy desaparecidas, usaban sistemas quinarios. Es un número redondo.
EliminarUn beso
Cada día me gustan más tus narraciones.
ResponderEliminarTus últimos jueves te han encarcelado entre barrotes ¿cinco?
Sí, querida, se ve que mi subconsciente ama las celdas con barrotes.
EliminarBicos
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarAiiisssss empezaste muy bien, te imaginaba en armonia junto a los primos (preciosa descripcion) pero luego se fue agriando tu caracter y veo que coincidimos (somos dos asesinos de cinco) pero que no se entere nadieeeeeeeeee.
ResponderEliminarUn beso
Ser asesino en la ficción es una forma de soltar adrenalina, ¿o no?
EliminarUn beso
La atracción fatal hacia los números, en particular hacia el cinco. Son muchas, tal vez demasiadas las cosas que no tendrían sentido sin el número cinco, pero es grave que la atracción se convierte en obsesión y esta en neurosis. ¿Matar por un número?. Confieso mi debilidad por la maravillosa armonía que las matemáticas encierran y pienso que son la base de las llamadas bellas artes, pero nunca mataría por ellas.
ResponderEliminarUn abrazo.
Pero la perfección de los números también tiene su punto débil y hay que defenderlo (es broma)
EliminarUn abrazo
Has defendido con convicción al cinco y en honor a el has vivido entre ellos, solo los cinco, que has desterrado y le busca luz. Tus cinco sentidos no te han abandonado, mas te tienen encarcelado y como dice el titulo, el cinco es tu vida.
ResponderEliminarUn abrazo.
Por el cinco, yo soy capaz de cualquier cosa... (tampoco hay que exagerar)
EliminarUn beso
Es un buen juego de los cinco y de los primos. Me parece muy original. Bien hecho
ResponderEliminarMe agrada que te haya gustado.
EliminarUn abrazo
La pasión por el cinco llevada al extremo. Lo que más me gusta del cinco en este caso son esas vocales y sobre todo los cinco sentidos.
ResponderEliminarUn abrazo.
Las vocales y los sentidos son insustituibles. Por eso son cinco.
EliminarUn beso
Es que el cinco es el número por excelencia, también es mi número preferido y me gusta tanto como tus relatos de los jueves.
ResponderEliminarBicos
Es que el cinco es mucho cinco, es además dos más tres.
EliminarBicos
Ay! Cómo me ha gustado tu relato. Tiene ese tono típico de la locura obsesiva, transformando tan creíble al personaje que poco a poco va transmitiendo su historia el lector, que hasta miedito da! Esa horca de cinco puntas pasa a ser un fatídico instrumento, como contraste final de las tantas virtudes que el cinco pueda tener. Genial!
ResponderEliminarUn gusto leerte:
Gaby*
Amiga, la obsesión enfermiza sólo puede ser por algo tan hermoso y perfecto como el número cinco (sin exagerar).
EliminarUn beso
Bué, sin Pentateuco podría vivir y hasta celebrar, pero hay otros cinco que me dificultarían la esencia de la existencia...
ResponderEliminarUn abrazo y enhorabuena por esta entrada. Bravo.
No creas, lo del Pentateuco también tiene su aquel. Al menos para que podamos criticar a quienes hacen de él una fe fanática.
EliminarUn beso
Un cinco obsesivo y obsesionante, jo, cualquiera se mete contigo... a mí me parece muy bien todo lo que dices del 5 y me ha gustado mucho tu relato y soy tu amiga y me gustan mucho los primos (menos la de riesgo)así que guarda tu horca por favor.jajjaj
ResponderEliminaren serio, muy ágil, agobiante e interesante.
Un beso
No te lo creas, a mí si me hablas mal del cuatro o del nueve me da igual. Pero el cinco no me lo toques. ¿Sabes que la prima de riesgo hoy era de 535?
EliminarUn beso
Vivir en esa abstracción es peligrosa. Ciertamente, es un mundo ideal y perfecto el que se nos plantea, por también es algo frío y no hay vida, aunque algunos digan que las matemáticas son solo una herramienta ara el resto (Física, Química y demás ciencias). Pero no hacen explicar la vida y su funcionamiento. Hay otras cosas que no se puedan analizar con ojo científico, los sentimientos y el alma, que son estudiados por otra ciencia. Qué camino elegir para aprender... Intuyo que ambos
ResponderEliminarBueno!...si bien desde el comienzo supe que tu protagonista se aferraba a la incontrastable realidad numérica como forma de evadirse de las vicisitudes de lo imprevisto, no me imaginé que pudiera terminar en locura!...pero claro, es muy lógico que quien no acepte la incertidumbre de las fluctuaciones humanas resuelva en un punto acelerar el fin en forma definitiva!
ResponderEliminarUn abrazo, Rafa.